Editorial

Abstract

La educación constituye una instancia inaplazable para lograr el desarrollo integral de los seres humanos y, por ende, el progreso de los pueblos quienes ante las adversidades se crecen para superarlas, ante este hecho la actividad educativa alcanza dimensiones insondables, constituyéndose en un laboratorio vivencial e inagotable de investigación y reflexión, de amplias posibilidades interpretativas y de múltiples perspectivas de comprensión y expresión.  Este escenario fértil sirve no sólo para el cultivo investigativo, sino además para la construcción permanente de un cuerpo epistémico que defina las dimensiones  de la educación desde una constante reactualización que apunte fundamentalmente a tres compromisos inseparables del binomio relacional investigación-educación, estos son:  pertinencia, innovación e integralidad; todos ellos conseguidos en espacios propicios para el estudio, la creación, aplicación, teorización y el desarrollo del pensamiento.